• 7 de diciembre de 2024 16:44

Barbón menciona «la renovada vida de la estación de Pajares» en su mensaje institucional por el Día de Asturias

  • El Presidente de Asturias, Adrián Barbón, señala además que «la década del cambio pasa de forma obligada por las cuencas».

Mensaje institucional del Presidente del Principado con motivo de la celebración del Día de Asturias:

Hay un día para la celebración colectiva. Una jornada que se impone a las discrepancias, supera las divergencias, alienta la unión, rodea en un abrazo a los asturianos y asturianas y se detiene con especial calidez y cariño en quienes viven fuera de nuestra tierra. Se repite cada 8 de septiembre, el Día de Asturias.

Esta fiesta convoca todos los sentimientos. Jamás sobran emoción ni orgullo porque nunca es suficiente.

Siempre nos quedaremos cortos, porque hoy toca encontrarnos con nuestra historia, sabernos parte viva de una identidad, una tradición y una cultura; sabernos también hacedores de un futuro común.

Hoy toca recordar que la hermosura de nuestros paisajes, desde las crestas de los Picos de Europa al bravo Cantábrico, la belleza reposada en piedra de los templos prerrománicos o arte asturiano, el hablar amigable del asturiano y el eonaviego, la fortaleza industrial o la calidad de los servicios públicos son partes inseparables de la misma Asturias que debemos construir mano a mano, entrelazadas en un proyecto común.

Así es nuestra tierra, la que están descubriendo cientos de miles de personas cada año, tanto de España como del resto de Europa o de cualquier esquina del mundo. Asturias nunca fue tan conocida ni tan apreciada. Este 8 de septiembre es una buena ocasión para detenernos unos instantes, alzar la vista y constatar, con una mirada a nuestro alrededor, que el Principado se está convirtiendo en un lugar envidiable para descansar, vivir y trabajar.

Como comunidad, compartimos tres obligaciones: conocer el pasado, descubrir el presente y prepararnos para ganar el porvenir, el mejor porvenir posible para nosotros y para las próximas generaciones. Permitidme que me detenga unos instantes en esta tarea.

A finales de mayu, l’electoráu concedió la confianza mayoritaria a la candidatura que tuvi l’honor d’encabezar. Nes selmanes siguientes, la Federación Socialista Asturiana y Convocatoria por Asturies consensuaron un alcuerdu que refuercia esa mayoría parlamentaria y que se traduxo nun gobiernu d’unidá progresista, resueltu a entamar les reformes que seyan menester pa que’l Principáu percuerra con aciertu los años vinientes, la década decisiva del cambéu.

L’empiezu d’una llexislatura siempre supón un puntu de partida, pero l’allegría del comienzu gástase pronto si nun se tien el rumbu claru o si falla l’aguante. El mio gobiernu empieza sobráu d’ilusión, cola fueya de ruta trazada y dispuestu a dalo too pol bien d’Asturies.

El mesmu éxitu turísticu qu’acabo de mentar ufiértanos un exemplu de cómo facer les coses: primero fueren necesaries decisión y puxu políticu y, depués, décades de trabayu col empresariáu del sector, ensin ceder a les tentaciones fáciles que tendrían esfarrapao la costa, emprobecío los recursos naturales y, a la llarga, acabao coles nuestres posibilidaes. Agora que somos un destín de referencia, va facer falta volver a tomar midíes qu’eviten la masificación y garanticen el turismu sostenible y de calidá.

El gobiernu nuevu, texíu al filu de los tiempos, sabe ónde quier dir. L’impulsu demográficu, la transición ecolóxica, el sofitu reforzáu al mediu rural, la igualdá, el fomentu de la movilidá sostenible o l’atención creciente a la sanidá, la educación y les polítiques sociales son retos que nos afalen cada día.

Un Executivu con ganes y fame de porvenir ta obligáu a dexar el refuxu de la inercia, arriesgase a anovar y facer la so estructura a los deberes de los nuestros díes.

Esti ye’l mio primer mensaxe depués de ser reelexíu presidente. En 2019, va cuatro años, garré esta responsabilidá enllenu d’enerxía. Agora conservo tanta o más fuerza, pero añedo’l caudal d’esperiencia acumuláu depués de gobernar la llexislatura más difícil de la historia autonómica, rota pola pandemia y les consecuencies de la invasión d’Ucrania.

Durante este período he aprendido lecciones que nunca olvidaré. Una de las más importantes es que Asturias puede afrontar cualquier desafío, por enorme que aparente, si lo encara unida, rompe las amarras con el miedo y confía en sí misma. Lo estamos consiguiendo con la transición ecológica: la industria, lejos de debilitarse, se ha fortalecido. Los astilleros y el sector de la defensa viven sus mejores momentos en décadas y el Principado concentra algunos de los proyectos pioneros en Europa para avanzar hacia una economía que no contamine ni contribuya al calentamiento climático.

Del mismo modo, hemos acometido la reforma de la Administración para podarla de excesos burocráticos y hacerla más ágil tanto para las personas como para las empresas.

Asturias, repito, puede ganar cualquier desafío. Insisto porque durante los próximos años la exigencia de cambios será continua, incesante, espoleada por el desarrollo tecnológico, la industria verde y la lucha contra el cambio climático. Hemos iniciado el tránsito que nos llevará a otra etapa histórica sin marcha atrás posible. En este trance, ni el inmovilismo ni la involución son opciones válidas. Al contrario, hemos de tomar la iniciativa para que el Principado transforme cada reto en una oportunidad.

Esta es la hora de la audacia: allí donde sea necesario innovar y reformar para que Asturias mejore, allí estará mi gobierno. En la organización del sistema de salud, el impulso a la formación profesional, el despliegue de las escuelas infantiles, la fiscalidad diferenciada para el medio rural o cualquier otra área de gestión. Con decisión, con la convicción de que un fuerte impulso reformista y de progreso es la mejor garantía para culminar la década del cambio.

É imposible desfaraguyar neste mensaxe todos os empeños que nos esperan, xa á volta del esquina.

Dende a metamorfosis industrial á nova dimensión turística na que vamos entrar da mao del AVE y os volos internacionales, son tantos y de semexante envergadura qu’hemos feryes frente xuntos, cua mayor cooperación posible.

Por eso, xunto á voluntá continua de reformas, temos que compartir a disposición permanente al entendemento. Esta mesma semana mantuven úa reunión aberta y franca cos alcaldes y alcaldesas d’Asturias. A concertación social, el acordo sobre el atención á salú mental, a preservación del consenso sobre el impulso demográfico ou a próxima negociación presupostaria volverán a demostrar que presido un goberno cua mano tendida á collaboración y al acordo.

Estoy firmemente convencido de que entre todos podemos lograr que el diálogo y la política útil sean señas que distingan Asturias, rasgos que nos diferencien frente a los espacios donde imperan la crispación, las descalificaciones o los insultos.

He elegido Laviana para pronunciar estas palabras. Precisamente, aquí también se desarrollarán las actividades festivas del Día de Asturias, en las que animo a participar a todos los asturianos y asturianas. En Laviana nací, crecí y vivo; en Laviana di mis primeros pasos como político y fui alcalde nueve años. Sería absurdo negar que mi elección responde a un apego emocional.

Y lo hago desde el Puente d’Arcu, ejemplo de apuesta por la conservación de nuestro patrimonio cultural, tan querido para las gentes de Laviana.

Pero también pesan otras razones para haber escogido mi concejo natal. Como los demás municipios de las cuencas, ha sufrido los daños del cierre de la minería. Sus habitantes han visto cómo toda una manera de vivir, incluso un modo de ser, se desmigaba entre los dedos al compás de la clausura de los pozos.

Este mensaje apela ahora a la esperanza, porque Laviana, al igual que las cuencas enteras, está reinventándose. Por fin hay proyectos sólidos que esbozan un nuevo tejido empresarial, como la central de biomasa de La Pereda, la fábrica de paneles fotovoltaicos de Langreo, las iniciativas de supercomputación previstas para el pozo Santiago, el desarrollo de Agrocarrio o la renovada vida de la estación de Pajares.

La década del cambio pasa de forma obligada por las cuencas. Por el Nalón, por el Caudal y también por el Suroccidente. Porque no se puede presentar un proyecto válido para el Principado que no responda a una visión global, que no incluya a los territorios que peor lo están pasando.

Por lo tanto, hoy renuevo con solemnidad mi compromiso con las comarcas mineras, con las alas y el medio rural, que recibirán una atención especial esta legislatura.

Una atención preferente que también extiendo a la emigración. Empezamos el mandato de las puertas abiertas al retorno para quienes desean regresar a su tierra. Vamos a hacer de Asturias una gran casa de bienvenida para todas las personas, para el talento y la juventud emigrada.

Así ha sido siempre nuestra tierra. Una comunidad abierta, igualitaria, acogedora y solidaria, donde nadie puede sentirse extraño ni discriminado por su origen, por su pensamiento, por su orientación sexual o por su género.

Esta Asturias orgullosa de sí misma, cargada de historia y preñada de futuro, celebra hoy su fiesta, la que nos convoca a todos y todas y, en especial, a quienes, fuera del Principado, incluso a miles de kilómetros de distancia, comparten con emoción y orgullo el 8 de septiembre.

En nombre de nuestro pueblo, ¡feliz día de Asturias!

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